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A medida que los residentes de Yorktown enfrentan costos crecientes en todos los ámbitos, es hora de examinar una política que afecta la billetera de cada contribuyente: la ley de exención de impuestos 485-b. Promulgada en 2017 y nunca revisada desde entonces, esta ley proporciona exenciones fiscales sustanciales a los desarrollos comerciales que trasladan la carga fiscal a los propietarios residenciales.
Los miembros de la Junta Municipal señalan desarrollos como Uncle Giuseppe’s, Lowe’s y Optum como justificación para continuar con estas exenciones fiscales permanentes. Sin embargo, este argumento pasa por alto un hecho crucial: nuestros municipios vecinos atraen inversiones comerciales similares sin ofrecer exenciones fiscales tan generosas. Estas empresas eligieron sus ubicaciones basándose en el potencial del mercado y las necesidades de la comunidad, no en incentivos fiscales.
El verdadero impacto de la 485-b recae sobre los propietarios de Yorktown. Mientras que las propiedades comerciales disfrutan de una reducción de impuestos, los gastos de nuestra ciudad siguen aumentando. Las matemáticas básicas nos dicen que cuando unos pagan menos, otros deben pagar más. Esta exención «de pleno derecho» transfiere efectivamente la carga fiscal de las empresas comerciales a los propietarios residenciales.
Mira a nuestros vecinos: Cortlandt ha atraído a grandes desarrollos como ShopRite y múltiples consultorios médicos sin ofrecer exenciones fiscales generales. Mount Kisco sigue viendo nuevos restaurantes y establecimientos comerciales abrir sus puertas. Somers ha dado la bienvenida a nuevas empresas en su corredor del centro. Estas comunidades demuestran que el desarrollo comercial sigue a las fuertes condiciones del mercado y la demanda de la comunidad, no a las exenciones fiscales. En lugar de exenciones automáticas, nuestros vecinos evalúan los incentivos comerciales caso por caso, asegurándose de que cualquier beneficio fiscal sirva realmente al interés público.
Después de seis años, es hora de revisar a fondo la 485-b. ¿Generan realmente estas exenciones fiscales un desarrollo adicional, o simplemente estamos subvencionando a empresas que invertirían aquí de todos modos? Nuestra Junta Municipal debe examinar los costes y beneficios reales de esta política, y no limitarse a aceptar su continuidad sin más.
Nuestras políticas fiscales deberían beneficiar a todos los residentes de Yorktown, no sólo a los promotores comerciales. La caracterización que hace la Junta Municipal de la 485-b como un mero «aplazamiento» de los ingresos en lugar de una pérdida de los mismos es engañosa. En virtud de esta ley, las propiedades comerciales reciben una exención fiscal del 50% el primer año, que disminuye gradualmente a lo largo de diez años. Esta carga fiscal reducida nunca se recupera: la ciudad renuncia permanentemente a esos ingresos. Cuando la tasación de una propiedad aumenta debido a las mejoras, la exención se aplica a ese aumento, lo que significa que perdemos la mitad de los nuevos ingresos potenciales en el primer año, el 45% en el segundo año, y así sucesivamente. No se trata de un aplazamiento, sino de una subvención de una década que los propietarios deben compensar.
Iniciemos una conversación honesta sobre la 485-b antes de que el próximo ciclo presupuestario suponga una carga aún mayor para los bolsillos de los propietarios.
Jann Mirchandani
Yorktown Heights