Opinión de Jann Mirchandani
Nota: el siguiente artículo invitado se publicó en el Yorktown News, el 20 de mayo de 2025.
Las exenciones fiscales y su impacto
Como señalé en mi carta al editor de enero, la actual Ley de Exención para la Mejora Empresarial (485-b) de Yorktown concede exenciones fiscales excesivamente amplias a los promotores comerciales sin orientar el crecimiento hacia el beneficio de la comunidad. Desde entonces, el propio informe del Ayuntamiento ha revelado que los promotores han «ahorrado» 352 304 dólares en impuestos municipales con solo nueve proyectos, un ahorro que, en última instancia, recae sobre los residentes. Si se incluyen los impuestos escolares, los contribuyentes están cubriendo más de 1,5 millones de dólares en ingresos perdidos solo por estos proyectos.
A diferencia de las comunidades vecinas, que evalúan las propuestas caso por caso, las exenciones fiscales automáticas de Yorktown ignoran que son las fuerzas del mercado, y no los incentivos fiscales, las que impulsan principalmente las decisiones de desarrollo. Los grandes minoristas eligen sus ubicaciones en función de los patrones de tráfico, la densidad de población y el acceso al transporte.
Un enfoque fragmentado del crecimiento

Los retos de desarrollo de Yorktown van más allá de la política fiscal. Aplicamos herramientas como los incentivos fiscales y los distritos superpuestos de forma inconsistente y sin una visión unificada. Estas herramientas deberían funcionar conjuntamente como parte de una estrategia global. En cambio, concedemos incentivos financieros de forma automática y tomamos decisiones sobre los distritos superpuestos de forma reactiva, lo que crea un panorama de desarrollo incoherente.
Los distritos superpuestos, que añaden regulaciones o incentivos a la zonificación existente, deberían orientar el desarrollo hacia los objetivos de la comunidad. En cambio, Yorktown los aplica caso por caso. Proyectos como el hotel boutique y Underhill Farms se añadieron después de que se establecieran los distritos, y Navajo Fields podría sumarse a esa lista. Este enfoque reactivo permite proyectos que aumentan la expansión en lugar de contenerla.
Tanto nuestra política de exención fiscal como la aplicación de los distritos superpuestos representan oportunidades perdidas para orientar estratégicamente un desarrollo que fortalezca nuestra comunidad y proteja nuestra base impositiva.
Impactos ambientales
Nuestro enfoque actual también tiene importantes consecuencias medioambientales. El informe de abril de 2025 de la Asociación del Plan Regional señala que «los hogares de los suburbios de Westchester producen el doble de emisiones de gases de efecto invernadero que la ciudad de Nueva York, ya que los patrones de uso del suelo dispersos obligan a los residentes a conducir». El informe señala que Westchester ha perdido alrededor de 14 300 acres de terreno forestal desde 2001, de los cuales el 90 % se ha perdido por la expansión urbana.
La incoherencia de nuestro enfoque de desarrollo queda perfectamente ilustrada en los debates actuales sobre la eliminación de las aceras del proyecto Underhill Farms. Aunque aún no se ha aprobado, la eliminación de la infraestructura peatonal socava el propósito mismo del distrito superpuesto, que era crear espacios transitables. La eliminación de las aceras obligaría a los residentes a utilizar el coche incluso para desplazamientos cortos, lo que aumentaría las emisiones y la congestión.
Preservar el carácter de Yorktown
Estos retos amenazan lo que hace especial a Yorktown: nuestros espacios verdes, bosques y barrios residenciales que atraen a las familias. Un desarrollo inteligente puede respetar tanto las necesidades fiscales como los valores de la comunidad, concentrando los proyectos de uso mixto cerca de las infraestructuras existentes.
Un camino hacia el futuro
Yorktown necesita un plan claro que conecte las exenciones fiscales y las normas de zonificación. Debemos revisar las solicitudes de exención basándonos en el beneficio para la comunidad, en lugar de concederlas automáticamente, y desarrollar un plan general para los distritos superpuestos, en lugar de añadir proyectos uno por uno. Debemos mirar más allá de los beneficios fiscales a corto plazo y tener en cuenta los costes de infraestructura a largo plazo, al tiempo que fomentamos un desarrollo que refuerce nuestra base impositiva sin suponer una carga para los propietarios de viviendas.
La verdadera elección no es entre el desarrollo y la conservación, sino entre nuestro actual enfoque fragmentado y un crecimiento reflexivo que fortalezca Yorktown y proteja al mismo tiempo lo que hace especial a nuestra ciudad.